sábado, 29 de abril de 2017

LOCUS AMOENUS


Ya hemos llegado al registro policial de control de fronteras, nos están indicando el camino que debemos seguir para llegar aun lugar de acogida, la espera está siendo muy larga y las autoridades, no paran de poner inconvenientes. Pero yo, para seros sinceros no me estaba enterando de nada, la cabeza me daba muchas vueltas y solo podía ver dos  ojos que eran dos luceros, me sonaban tanto; total que fui a comprobar de quien eran.
¡Y no os podéis imaginar  de quien eran esos ojos ! ¡Era Luis! el corazón me iba a 1000000 como si fuera una locomotora, estaba muy agobia no sabía que decirle, tenía el pelo largo, a lo surfero , le había salido barbita jajajajaj estaba muy gracioso, hasta la voz le había cambiado, hablaba super ronco como si estuviera enfermo el me decía que era del cansancio pero yo no  me lo acababa de creer, no se todo era muy raro su mirada se posó en mi cual una mariposa.
Me resumió mas o menos todo lo que le había pasado hasta el día de hoy que el también  había perdido a su madre pero se su padre todavía seguía con ellos, tampoco pudimos hablar mucho ya que nada mas pasar el control nos volvieron a separa, ya que su padre había conseguido el permiso de asilo en otro país en ese momento no había extensión más grande que mi herida, solo quería abzarle y llorar, pero no me podía permitir el lujo de derrumbarme ya que tenía allí conmigo sonriéndome de  oreja a oreja a mi hermano pequeño el cual había depositado toda su confianza en mi y no podía defraudarle.
A si que me despedí de el y me acordé de la historia de mitología que hacía referencia a Paris y Helena por los que su amor causó la guerra de Troya  a sin que si ellos pudieron salir adelante nosotros también.

Mas tarde mi hermano y yo nos dirigimos a el campo donde íbamos estar unos días esperando a que nos dijeran lo que teníamos que hacer y a donde ir era muy pero que muy frustrante tu vida era decisión de ellos y tu no podías hacer nada solo esperar u esperar.  A  si que nos incorporamos a un grupo de chicos que parecía tener nuestra edad y con los que podríamos estar cómodos a lo largo de estos días.
Mi única esperanza era poder salir de allí con mi hermano, no se que haría si el no estuviera aquí conmigo, ya que no era para nada raro ver a niños pequeños solos buscandose la vida como nosotros.


“Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero...”